lunes, 22 de marzo de 2010

Hagamos historia con las manos

Hace 34 años, un 24 de marzo, sectores de la población de nuestro país decidieron, una vez más, pasar por encima de la voluntad popular y adueñarse del poder. Con el gobierno en sus manos, se dedicaron durante años a aplastar al pueblo con el peso del Estado argentino. De esta forma, la represión se tornó en muerte y tortura silenciosa: 30 mil personas dejaron sus casas y trabajos sin dejar rastros. Dirigentes gremiales, trabajadores, jóvenes militantes de izquierda, estudiantes con ideas políticas. “Por algo será” comentaban los otros, procurando seguir con sus vidas.

La cultura se censuró y la vida política prácticamente desapareció. Contando con esto, se multiplicó el endeudamiento con el exterior, se destruyó a la industria nacional y se encaminó a la Argentina hacia el progreso de los poderosos de aquí y del mundo, a costa del empobrecimiento de muchos otros.

El individualismo desarrollado en aquel tiempo sigue manteniendo a raya a la sociedad al día de hoy, para que los poderosos puedan seguir haciendo sus grandes negociados sin que nadie los moleste, mientras la gente se hunde cada día un poco más en la miseria.

Es notable lo que ha logrado esta maquinaria perversa: la mayoría de los argentinos no puede pagar con su salario la canasta básica y la sociedad está convencida de que el problema es la inseguridad, y aun peor, ¡de que la solución es aún más represión!

Vivimos en una democracia con desaparecidos (Julio López, Luciano Arruga), una democracia dependiente de los poderosos del mundo, una democracia con niveles de pobreza y miseria que asustan y crecen cada vez más. Una democracia en donde la salud y la educación son destruidas para que los que más tienen cada vez tengan más y los más pobres lo sean cada día un poco más.

Y los estudiantes sufrimos esto día tras día. Quienes manejan la universidad y el colegio (en sintonía con el gobierno nacional) pretenden vender o rentar nuestro campo de deportes, mantienen los kioscos privatizados, y hasta intentaron cerrar divisiones y un turno del colegio para reducir el presupuesto. Mientras tanto, la calidad educativa decrece constantemente y a nadie parece molestarle.

Todo esto pasa y la sociedad nos dice “no te metás”, una frase grabada a fuego en el pasado. Eso es lo que quieren los que tienen el poder político y económico. Porque si vos te metés vas a cambiar algo. Porque si somos muchos los que discutimos lo que sucede, encontramos soluciones y salimos a la calle, los poderosos van a tener que escuchar.

Este 24/3, hagamos historia con las manos, dejemos atrás el individualismo y la inconciencia y salgamos todos a la calle.

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